Activistas tapizaron un árbol con leyendas de petición de ayuda y reproche por la inseguridad pública, en memoria de Sua Jocsan Marín, quien fue asesinado el domingo 30 de abril en la esquina de la avenida Carranza y la calle Tomasa Esteves.
El árbol se ubica en el mismo sitio donde ocurrió su muerte, a unos cuantos metros de distancia de la casa abandonada que por años alojó las instalaciones de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental de Gobierno del Estado, y que ninguna autoridad vigila a pesar de que es nido de malvivientes.
A los alrededores del tronco, colocaron cartulinas y piezas de madera con el nombre de Sua Jocsan.
Los propietarios de un local comercial que se ubica enfrente, informaron que no estaban enterados de lo ocurrido, pero también que las propias autoridades han ignorado el llamado de auxilio para que generen una medida cautelar y terminen con el foco de inseguridad.
Explicaron que de ser una avenida segura todavía hace casi dos años, ahora se ha convertido en un “gueto”, que ni siquiera goza de vigilancia policial mínima.
Advierten que a lo largo de los días, solo ven policías viales y agentes de la Guardia Civil Estatal parando vehículos, según ellos para revisarlos, pero persiste la negligencia de los cuerpos de seguridad y de las autoridades que deben tomar decisiones colegiadas, para proteger la avenida Carranza de la casa abandonada y el escondite de ladrones y drogadictos.
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