Veni Creator Spiritus, con el que invocarán la ayuda del Espíritu Santo, procederán al juramento por el que se comprometerán a mantener el secreto de todo lo que se diga o haga. También a defender fervientemente los derechos espirituales y temporales de la Iglesia en caso de salir elegido. Después, el maestro de ceremonias pontificias, Guido Marini, pronunciará la frase “extra omnes” y todos los ajenos al cónclave saldrán de la capilla. “La primera fumarola, que se espera después de las 20 horas (13 horas, tiempo de México), difícilmente será positiva (blanca) siendo la primera votación”, dijo ayer el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, durante la conferencia de prensa donde se anunció también que con la décima reunión de ayer por la mañana, con 152 cardenales presentes, se concluían los trabajos de las congregaciones generales. Hoy, en el primer día del cónclave, la única votación prevista se espera que sea a las 20 horas y, teniendo en cuenta cómo han sido las pasadas elecciones, es muy probable que la elección no se dé en las primeras votaciones, pues muchos de los cardenales han expresado también no saber aún sobre quién irá su voto para que sea el próximo Papa. Lo que sí es un hecho es que con la de ayer sumaron diez reuniones en el Aula del Sínodo y participaron en total 161 cardenales, y el Colegio Cardenalicio decidió que se cerraban los trabajos para desde ayer prepararse al ingreso en Santa Marta y posteriormente al cónclave. En la última reunión de las congregaciones, los cardenales volvieron a tocar el tema de la situación en la Banca Vaticana, donde el camarlengo Tarcisio Bertone ha dado una breve explicación, sobre todo lo que tiene que ver con el reporte Moneyval (cuando fueron acusados de lavado de dinero). “La cuestión del IOR (Instituto para las Obras de Religión) no ha representado el punto principal para tener los criterios sobre cómo elegir al nuevo Papa, pues hay problemas más urgentes que se tienen que analizar para la elección del nuevo Pontífice. El IOR no es el tema más urgente ni más necesario para el cónclave”, insistió Lombardi. Asimismo, ayer también se sortearon los nombres de los cardenales que ayudarán al camarlengo, mismos que quedarán en el cargo tres días: el egipcio Antonios Naguib, por la orden de los obispos; el canadiense Marc Ouellet, por los presbíteros, y Francesco Monterisi, por los diáconos. Lombardi señaló que no se puede asegurar todavía que la misa de insediamento del nuevo Papa sea en domingo, que también puede ser en un día ferial. Sin embargo, dijo Lombardi, cuando sea elegido el nuevo Papa, éste puede tardar en salir al balcón de la Plaza San Pedro, pues a diferencia de 2005, esta vez se detendrá a rezar en la capilla Paolina, donde será expuesto el Santísimo. “Esto significa que se necesitará más tiempo que la otra vez, sobre todo si el nuevo Papa se emerge en la oración”, dijo Lombardi, recordando que el 19 de abril de 2005, salió humo negro a las 11:52; después, hasta las 17:50 salió el humo blanco y 45 minutos después llegó el anuncio del protodiácono. Pasaron otros diez minutos para que se asomara Benedicto XVI. En la Logia de las Bendiciones de la Basílica de San Pedro, de donde se hará el anuncio de Habemus Papam por parte del protodiácono y de donde se asomará el próximo Papa, ya se trabaja para montar las banderas de terciopelo rojo. Cardenales promedian los 72 años Los cardenales que entrarán al cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI tienen una edad promedio de 72 años, más de la mitad son europeos y 67 de ellos fueron ordenados por Joseph Ratzinger y 48 por Juan Pablo II. El grupo de los italianos es el más numeroso con 28 cardenales, pero hay representantes de los cinco continentes. Estados Unidos es el país que sigue en números de cardenales con 11. Ocho de los cardenales están a punto de cumplir 80 años o los cumplieron antes del inicio del cónclave y después de que se declarara la sede vacante, el límite que establece quién puede o no entrar. El cardenal más anciano es el alemán Walter Kasper, quien cumplió 80 años el 5 de marzo. El más joven es Basilio Cleemis Thottunkal, de 53 años. (Con información de EFE) El personal jura guardar silencio Desde los operadores de los ascensores a los confesores, de los floristas a los cocineros pasando por los médicos y enfermeros, todas aquellas personas que de alguna manera también participen en el cónclave, juraron ayer para guardar secreto de todo lo que escuchen y vean a partir de hoy y mientras dure la ceremonia para elegir al sucesor de Benedicto XVI. En la Capilla Paulina, el personal aprobado por el cardenal camarlengo que prestará servicios a los 115 cardenales que elegirán en la Capilla Sixtina al próximo Papa hicieron su juramento ayer a las 17:00 horas (tiempo local). Como lo prevé la constitución apostólica Universi dominici gregis, a la vigilia de la misa “Pro eligendo pontifice” se llevó a cabo la ceremonia de juramento donde participó una larga lista de personas (alrededor de 90) que han sido llamadas a prestar servicio durante el periodo del escrutinio y hasta que se haya elegido al nuevo Papa. Las consignas son muy estrictas: no se pueden tener pláticas, de ningun tipo, por ningún medio y por ningún motivo con los cardenales que encuentren mientras realizan sus tareas; debe haber un riguroso silencio cuando estén en el exterior; deben prometer guardar el secreto de todo aquello que suceda en el perímetro protegido. Quien rompa estas reglas corre el riesgo de excomunión inmediata, sin siquiera la intervención del futuro Pontífice, pues es una de las reglas que impuso Benedicto XVI en su último “Motu Proprio”, ya que cuando se publicó el último, en 1996, no existían todavía los cuervosen el Vaticano. “Prometo y juro de abstenerme de hacer uso de cualquier instrumento de grabación o de audición o de visión en el periodo de la elección que se lleva a cabo en la ciudad del Vaticano y particularmente de lo que directamente o indirectamente de cualquier modo tenga que ver con las operaciones conectadas con la elección (del Papa)”, dijeron ayer uno a uno. Auxiliares Personal al que se le tomó el juramento ayer: – El secretario del Colegio Cardenalicio. – El maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias. – Los ceremonieros pontificios. – El eclesiástico elegido por el cardenal decano para que le asista en su despacho. – Los religiosos y religiosas de la Sacristía Pontificia. – Los religiosos que se encargarán de las confesiones en diferentes idiomas. – Los médicos y los enfermeros. – Los empleados de los ascensores del Palacio Apostólico. – El personal encargado de la comida, la cocina y la limpieza. – El personal de la floristería y de los servicios técnicos. – Los encargados del transporte de los cardenales electores desde la residencia Santa Marta (donde se alojarán) hasta la Capilla Sixtina, lugar de la votación. – El coronel y un mayor del Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia, encargados de la vigilancia cerca de la Capilla Sixtina. – El director de los servicios y seguridad y sus colaboradores.]]>
Comienza la elección del Papa número 266 de la historia
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