“Crónicas de un sueño imposible”

Palabras de un joven Potosino: Pareciera ayer cuando estaba en la preparatoria y mi sueño era cambiar mi México y hacer de él un mejor lugar. Fue entonces que me decidí a estudiar derecho en la UASLP y poder algún día llegar a realizar reformas de leyes que pudieran mejorar el sistema social. Sin embargo, con el paso de los años, conforme fui creciendo y terminé mis estudios universitarios, estudios de maestría, estudios de especialidad; logré prepararme y trabajar en el Poder Judicial Federal, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el Senado de la República; pensé que estaba preparado para ocupar un cargo público dentro del congreso local de mi Estado San Luis Potosí.

Pero, ¿cuál fue mi sorpresa? Al adentrarme en el tema de la política en mi ciudad, me di cuenta que cuando quieres ocupar un cargo donde realmente puedes hacer una mejora tangible y que impacte positivamente a la sociedad, no basta con las buenas intenciones; no basta con los buenos deseos; no basta con la buena preparación que tengas; no basta con la experiencia laboral que cuentes; sino que influyen un sinfín de factores externos a tu persona que debes de tener en cuenta para poder obtener una curul dentro del congreso de cualquier estado. Y por mencionar algunos de esos factores, lo son el contar con un monto económico excesivo y estar dispuesto a gastarlo en cualquier momento y para muchas cosas que a final de cuentas no se traducen en otra cosa que clientelismo momentáneo para poder ganar simpatizantes.

Se ocupa dinero para cualquier cosa que quieres realizar dentro de una campaña: folletos, cachuchas, playeras, pulseras, espectaculares, flyers, fotografía, video, redes sociales, anuncios, banderas, equipo de sonido, brigadistas, logística, comidas, gasolina, transportes, entre muchos otros que me faltan por mencionar. Asimismo, otro factor que determina si puedes contender en una campaña política son los políticos de antaño que tienen tomadas las riendas de todos los partidos políticos existentes y que solo si cuentas con su consentimiento y aprobación, puedes llegar a ser el posible candidato de ese partido en cierto momento o si tienes algún “padrino”, o familiar metido y “bien parado“ dentro de ese partido político. Aunado a lo anterior, una vez te otorgan el “gran privilegio de ser candidato”, ahora hay que salir a las calles todos los días a todas horas hacer labor de campaña política, o sea, a conocer las necesidades de la gente, las cuales son muchas y varían de una calle a otra (tomando en cuenta que el distrito por el que yo participé viven aproximadamente 240,000 personas); tocar puerta por puerta a tratar de convencer a la gente de que tus propuestas son buenas y que lo que buscas es el bien común y tratando de compartir tu sueño y visión.

Sin embargo, la mayoría de la gente piensa que eres político y por ende no hace nada, vives del erario público y que eres un corrupto; aunado a que ya han perdido toda la fe en los diputados porque asegura el 90% de las personas con las que me tocó dialogar, que nunca hacen nada y cuando ocupan su cargo ya no regresan ni a dar las gracias y menos cumplen sus promesas de campaña. Posteriormente viene el día esperado, el día de la votación, también conocido como “el día D“; y sales a la calle con la esperanza de haber despertado en la gente ese cambio de conciencia y crees que quizá se pueda lograr el objetivo; sin embargo ese día juegan muchos más factores que no tenías contemplados ni estabas preparado para contrarrestarlos (compra de votos, arruinar casillas enteras, amedrentamientos, amenazas, entre otras).

Entonces es aquí cuando viene la reflexión de un joven Potosino que quiso cambiar su Estado y me pongo a pensar si valió la pena tanto esfuerzo y sacrificio de dejarlo todo por tratar de conseguir un sueño y lograr un cambio verdadero. Y la respuesta es SÍ. Valió cada minuto dedicado, cada momento entregado a buscar ese objetivo; y quizá las circunstancias y los factores externos a nosotros no nos favorecieron; sin embargo, a pesar de no lograr el resultado, diez mil personas pensaron que éramos una buena opción y eso, eso ya es una victoria, porque se generó en menos de dos meses que abarca la campaña, descontando la veda electoral, un cambio de mentalidades y demostramos que si nos unificamos chicos y grandes, las cosas pueden suceder y que quizá lo que nos faltó fue tiempo para poder compartir la visión y la idea de que en San Luis, en San Luis aún hay esperanza y que solos somos fuertes, pero juntos somos invencibles y que alguien puede llamarme “soñador”, sí, pero no soy el único, y lo mejor de todo es que ya nos estamos encontrando.

Así que allí estaremos cuando la ocasión nos lo demande, nos seguiremos preparando y alistando hasta que podamos ver el objetivo alcanzado, ya que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Mientras tanto seguiremos contribuyendo a nuestra sociedad desde nuestras trincheras y haciendo que se escuche el eco de esas palabras pronunciadas en nuestro arranque de campaña: “Potosino, levántate, nuestro tiempo ya llegó”, porque si no lo hacemos nosotros, entonces ¿quién más lo va hacer? Y si no lo hacemos ahora, entonces ¿quién mas lo va hacer? Hay que luchar por las cosas que nos importan y tratar de vivir de tal forma que inspiremos a otros a seguirnos; sin olvidar nunca, cuál es nuestro motor que nos mueve y nos une, el nuestro se llama: “San Luis Potosí”.

Mauricio Purata

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