Fernanda Granillo Martín, estudiante de contaduría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es una nadadora profesional, misma que se ha presentado en plataformas nacionales y ahora busca ir a competencias internacionales.
Durante una entrevista para MILENIO, Fernanda o “Fer” como le dicen amigos y familiares, dio a conocer cómo llegó a presentarse en plataformas reconocidas, y cómo fue el duro proceso que tuvo que pasar, pues perdió la visión a los dos años de edad.
Su historia
Cuando comenzaba a conocer el mundo, Fernanda Granillo Martín presentó un problema en la visión, pues le detectaron retinoblastoma lateral, es decir, cáncer de células de la retina, lo que le provocó que poco a poco perdiera la vista, por lo que sus recuerdos más presentes son las instalaciones de un hospital donde acudía a tratamientos.
“Yo perdí la vista cuando tenía dos años, fue a causa de cáncer, se llama retinoblastoma lateral. Mi ojo comienza a tener un brillo extraño que generalmente es conocido como ‘brillo del gat’. Fue un proceso muy duro, muy difícil y muy doloroso.
“Yo tengo recuerdos del hospital, no tengo recuerdos de mi familia. Me acuerdo que mi tía siempre me llevaba por mi galletas de limón”, mencionó.
Tras ello, Fernanda tuvo el apoyo de toda su familia, misma que buscó actividades para que ella siguiera ocupada y aprendiendo, por lo que fue inscrita a diversos cursos: inglés, francés, canto y natación, donde su desempeño fue muy sobresaliente que la invitaron para competir de forma profesional en plataformas nacionales.
“La natación fue cuando estaba muy chica, todavía tenía como cuatro años más o menos, pero precisamente mis papás se quedaron en ese punto de qué haría, entonces mi hermana iba a natación, y fue cuando mi papá tuvo la iniciativa de inscribirme.
“Para mí fue difícil porque me daba miedo el agua al no verla, tenía la inseguridad de que no lo veía y yo pensaba que me iba a ahogar”, mencionó.
Cuando Fernanda ingresó a la universidad, comenta que se informó sobre los cursos que impartían dentro de la institución, por lo que se comunicó con el área de deporte adaptado y fue donde inició todo.
“Cuando ingreso al CCH Vallejo, me dicen que Ciudad Universitaria estaba la alberca y yo fui a preguntar, entonces me pasan el contacto de deporte adaptado. Me hicieron una pequeña entrevista y ya cuando me vieron nadar me tomaron tiempos, marcas y me dijeron que si quería participar en competencia”.
“El agua me hace sentir esa libertad que no puedo tener en tierra”
Fernanda describe como “única” la experiencia de nadar, pues asegura que “El agua me hace sentir esa libertad que no puedo tener en tierra”.
“Para mi nadar es la libertad que yo no puedo encontrar en tierra, la seguridad que no puedo sentir en cualquier otro lugar, yo en el agua puedo girar, aventarme, sumergirme, puedo hacer mil cosas y yo sé que estoy segura, sé que no me voy a golpear. Me hace sentir independiente y yo disfruto mucho nadar”, comentó.
Por ello, describe el nadar como su momento más personal, como esa actividad que disfruta tanto que la hace independiente.
“Cuando yo estoy nadando solo existo yo. Y cuando compito y practico sé que lo importante es que estás llegando a tu objetivo a tu meta, con eso ya ganaste”, dijo.
Finalmente, emitió un mensaje que a decir de ella, siempre busca sentirse orgullosa de lo que hace, no de sobresalir o buscar un reconocimiento, pues la única marca que debe superar es la anterior de ella.
“Siempre he dicho que cuando se quiere se puede, depende de nosotros el salir a delante y no es sobresalir del resto, es sentirte bien contigo, sentir que lo estás haciendo bien, porque al final todo lo que haces es para uno mismo. Yo les diría que no tengan miedo. La vida es muy corta. Soy fiel creyente que si sigo aquí es por algo y creo que estoy encontrando mi camino y no pienso terminar mi vida sin hacer lo que tengo en mente”, planteó.
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