El porno no tiene tanta relevancia entre los jóvenes, al menos no en la práctica sexual

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La pornografía siempre ha estado presente entre la humanidad, incluso cuando no se le conocía aún con este nombre. Las expresiones gráficas de contenido sexual explicito son tan antiguas como la humanidad misma, pero no fue sino hasta que se convirtió en una industria lucrativa que el mundo le prestó atención.

Desgraciadamente para quienes viven del entretenimiento para adultos, así como sus entusiastas, la pornografía no goza de buena fama en gran parte del orbe. El porno, desde hace décadas, ha sido protagonista de polémicas y, sobre todo, acusado de afectar el comportamiento de quienes lo consumen.

No obstante, un estudio realizado en Holanda entre adolescentes y jóvenes parece indicar lo contrario. Los resultados de esta investigación por parte de científicos de la Universidad de Copenhague aclaran las especulaciones sobre la manera en la que el porno afecta la mente del ser humano.

El estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine, encabezado por Gert Martin Hald, afirma que, efectivamente, ver imágenes sexualmente explícitas puede estar relacionado con el comportamiento sexual de adolescentes y jóvenes. Sin embargo, esta relación no es tan fuerte como se creía.

Por medio de una encuesta en línea, los investigadores analizaron las preferencias pornográficas de cierto número de sujetos. Este muestreo fue realizado a más de cuatro mil 600 jóvenes de entre 15 y 25 años, de los cuales, 88% de los varones y el 45% de las mujeres declararon haber visto material pornográfico en los últimos 12 meses.

Por su parte, los científicos encontraron que la relación directa entre ver material con contenido sexual explícito y el deseo de practicar sexo menos convencional es relativamente bajo. No obstante, sí se encontró una asociación directa entre ver contenidos sexualmente explícitos y comportamientos sexuales más arriesgados o que incluían intercambio de dinero.

Sin embargo, una cosa quedó asentada: para los jóvenes analizados, la variación adicional a este tipo de comportamientos sexuales que puede atribuirse a la frecuencia de consumo de porno sería más bien poca. Apenas entre un 0.3% y un 4%. Lo anterior indica que el consumo de material visual para adultos es tan sólo un factor entre muchos que pueden influir en el comportamiento sexual de sus consumidores.

Mientras tanto, los jóvenes encuestados manifestaron que este material se encontraba a partir de películas, revistas, material multimedia o en la misma red.

La polémica en torno al porno no es un asunto nuevo, pero se suma a controversias recientes como cuando en 201 el Gobierno de Hamás prohibió el acceso al porno en la franja de Gaza o como cuando el precandidato a la Casa Blanca por el Partido Republicano Rick Santorum prometió acabar hace un año con la pornografía en EU.

Incluso gobiernos enteros han entrado a esta discusión. Como hace meses, cuando se dio a conocer que el Gobierno islandés estaba estudiando estrategias para acabar con este tipo de contenidos en internet. Una cosa es cierta, protegido o repudiado, el porno está en boca de todos.

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