El Radar: Desflorando el “ojete”.

DESTACADOS, RADAR

El Radar, el editorial de Antena.

Según el Diccionario del Español de México esta es la definición de la palabra con la que el Secretario de Comunicaciones y Transportes del Gobierno del estado, Leonel Serrato Sánchez agredió al Rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el Dr. Alejandro Zermeño Guerra.

ojete
(Ofensivo y Groser)

1 s y adj Persona sumamente cobarde y de malas intenciones, que actúa de mala fe y con el propósito de dañar a los demás o aprovecharse de ellos…

https://dem.colmex.mx/ver/ojete

El dislate del antes activista anti Gallardista, del hombre que les disparó también a ellos, en otros términos calificándolos de mafiosos, de juntarse con los “malos, malos”, también sin poder probarlo por supuesto, lo retrata de cuerpo entero.

https://aristeguinoticias.com/0106/mexico/grupo-mafioso-de-gallardo-se-apodero-del-prd-y-de-alcaldia-de-slp-candidato-de-morena/

La entrevista donde lo dijo con su chispeante y puntillosa lengua no fue en cualquier espacio, lo hizo con la periodista número 1 de este país, Carmen Aristegui.

Se debe ser muy cobarde para hacer una vida pública, editorial y de activismo político, congruente, incendiaria y valiente (Serrato era el orador abridor de la última aventura del Dr. Salvador Nava y se preció de esta condición como bandera política toda la vida, hasta enero del 2021 cuando se dejó convencer por quienes consideraba sus acérrimos enemigos de contender a su lado y olvidó por arte de magia sus constantes acusaciones); seguramente su falta de valentía se dio por la mezquindad de ver que habló sin poder probar y la avanzada carrera rumbo a la gubernatura la tenían ganada desde el primer minuto. Los más pragmáticos dirán que se puede ser cobarde, pero no pendejo, habrá que ver.

También encaja el concepto en el enciclopédico con minuciosa precisión el ser una persona “de malas intenciones”. Definitivamente se deben tener muchos oscuros motivos para querer reventar a un Rector electo de forma democrática y sorprendente como lo fue Zermeño, que se comprometió con un discurso disruptivo a modificar estatutos podridos de la Universidad, que ha podido reconocer y ofrecer disculpas y acciones conducentes al reconocimiento del abuso y acoso sexual de miembros de la comunidad con el alumnado y que ha podido marcar distancia de la política real, cercando a la máxima casa de estudios de las perversas intenciones de ser otra vez un botín político de un grupo en el poder. Se deben ejercer también esas pésimas pretensiones al querer torcer los hechos y asumir que “es ojete, porque es privar de un beneficio a los estudiantes” al propio Zermeño por respetar la ley de protección de datos personales de sus más de 30,000 alumnos  y con ellos sus identidades, muchos inclusive son menores de edad. Tajantemente al apegarse a la ley Zermeño, también los protegió de ser caldo de cultivo electoral para Morena o el Partido Verde, cobijado en la ley, ésa tan prostituida ley que el propio Serrato estudió justamente en la Universidad Autónoma, ésa ley que juró respetar y hacer valer, primero como abogado, luego como notario y ahora como remedo de funcionario público.

En la descrpición perfecta que realiza el Diccionario del Español de México que citamos también se refieren al “ojete” como una persona que tiene el propósito de dañar a los demás o aprovecharse de ellos. Serrato cubre la cuota lingúistica de maravilla, sus empleados no lo soportan, sus antiguos aliados lo detestan, sus interlocutores naturales, personas dedicadas al transporte, taxistas, transportistas etcétera, lo repudian por su trato despótico sin razón, la prensa que antes lo encumbró por sus habilidades discursivas hoy es defenestrada, con frecuencia deslizando su galopante misoginia.

Pero más allá de eso, la duda razonable es preguntar si no se aprovechó de las carretadas de dinero sin fiscalizar que repartió durante 2019 y 2020 desde la delegación de Programas Integrales para el bienestar de la Zona Centro, porqué ése dinero público no se ha transparentado, porqué jamás ha osado con su lengua viperina decir ni pío.

Leonel Serrato Sánchez se hace daño a si mismo, a una brillante carrera como opinante contestatario, como analista político y como bravo orador, la credibilidad política que le queda está tan depauperada como la gesta ideológica que mantiene a AMLO, su último y pírrico recurso, pero hace daño a la Universidad que es de todos, una institución hecha y derecha, hace daño a un gobierno que pretende hacer mejor las cosas como el de Gallardo a pesar de sus ocurrencias y claroscuros, le hace daño a la decencia con la que murió su “padre” político, el Doctor Salvador Nava y a su legado esencial, la dignidad del ciudadano que debe servir y no perderse en el camino de la ambición de los intríngulis del poder.

CAMBIO Y FUERA.

Pdta. A Serrato Sánchez también infirió en la ofensa Zermeño que estaba desatendiendo su función, le llamo “rector viajero”, cuando el antes director de la Facultad de Medicina estaba en Ginebra, Suiza en las instalaciones de la ONU donde recibió a nombre de la Autónoma Potosina el reconocimiento como Centro Colaborador, pues es la única universidad en México que fue designada por la OMS para integrarse a la red participativa nacional e internacional que incide de forma local mediante actividades técnicas y acciones de salud. La Universidad de los potosinos, donde estudió Serrato, ha sido puntal en la lucha contra el Covid 19, así de desvinculada de la sociedad está, según el juglar de las pequeñeces.

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