En honor a Pedro Ramirez Vázquez, presentan los momentos que inmortalizaron al Azteca

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El Estadio Azteca, escenario de algunos de los momentos más majestuosos del futbol y sede de dos mundiales, fue una de las creaciones del arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez, quien murió el martes a los 94 años.

El urbanista también fue el arquitecto de la Torre de Tlatelolco, el Museo de Arte Moderno y la nueva Basílica de Guadalupe.

Considerado como el arquitecto más prolífico e influyente de México en el siglo XX, Ramírez Vázquez trascendió las fronteras con obras como la Capilla de la Virgen de Guadalupe en la Basílica de San Pedro en el Vaticano y el Museo de las Culturas Negras en Dakar, Senegal.

El Estadio Azteca, que se construyó en 1966 con miras a los Juegos Olímpicos de 1968 y al Mundial de Futbol de 1970, fue diseñado para albergar a unos 115 mil aficionados.

De acuerdo con la FIFA, la construcción duró casi cuatro años. “Los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares viajaron por el mundo para ver los mejores Estadios de la época. Viajes a Buenos Aires, Madrid, Roma, Florencia, París, Londres, Moscú y Varsovia le dieron al dúo la inspiración que necesitaban para diseñar lo que muchos consideran como un estadio de futbol impecable”, señala la FIFA en su página web.

El partido del siglo

En una de las semifinales del Mundial de 1970, las selecciones de Italia y Alemania Federal tuvieron que ir a tiempo extra, después de que los teutones empataran 1-1 en el minuto 90.

Esa prórroga pasó a la historia como “una de las medias horas más magníficas del futbol que una audiencia masiva haya visto”, indica la FIFA.

Alemania se adelantó con un gol del “Der Bomber” o “El torpedo” Gerd Muller, pero Italia respondió con las dianas de Tarcisio Burgnich y Luigi Rivera.

Lejos de doblegarse, la escuadra alemana igualó con un segundo gol de Muller. Sin embargo, el optimismo les duraría poco. Gianni Rivera se encargó de decidir el duelo: 4-3. Italia se mediría en la final ante Brasil.

“El Mundial de 1970 es inolvidable porque vimos a Brasil y a Pelé en todo su esplendor. En esos momentos, el Estadio Azteca tenía un significado muy importante para nosotros, los mexicanos, porque era un símbolo de modernidad y de progreso frente al mundo”, le dijo a BBC Mundo el director del diario deportivo Récord, Víctor Rodríguez.

La final del 70

El equipo que hoy en día es considerado una de las mejores escuadras de todos los tiempos, la selección brasileña, goleó 4-1 a Italia en la final del Mundial de 1970.

Pelé se encargó de abrir el marcador en el minuto 18 con un cabezazo, tras recibir el pase de Rivelino, y Roberto Boninsegna empató en el minuto 37.

Pero el huracán brasileño se haría sentir con los goles de Gerson, Jairzinho y Carlos Alberto. La final había quedado sentenciada.

Y Pelé se inmortalizó.

“Antes del partido, me repetía a mí mismo: es de carne y hueso, como yo. Después comprendí que estaba equivocado”, dijo el defensa italiano Tarcisio Burgnich, tras la histórica final.

Ese mundial, el primero que se transmitió en color, también vio la despedida de Pelé del fútbol internacional competitivo.

“O Rei Sol” deslumbró y brilló con todo su fulgor, recuerda la FIFA.

“Su intento de vaselina desde el círculo central frente a Checoslovaquia, su testarazo al que el inglés Gordon Banks respondió con una parada milagrosa, o su autopase sin tocar el balón ante el arquero de Uruguay Ladislao Mazurkiewicz, son algunos de sus muchos gestos inéditos que dejaron boquiabierto al mundo del fútbol”, dice el máximo órgano del balompié mundial.

Los goles inolvidables de Maradona

El Azteca fue testigo de lo que se conoce como el “Gol del siglo” y como “La mano de Dios”.

En los cuartos de final del Mundial de 1986, Diego Armando Maradona, la estrella de la albiceleste, anotó el primer gol contra los ingleses con un sutil manotazo.

El segundo gol, el de la victoria, es una joya de los mundiales. “El 10″ recibe el balón cerca del medio campo, gira y en una frenética carrera deja a seis ingleses sin aliento para fusilar al arquero.

Ese gol inspiró una de las narraciones de fútbol más estremecedoras de América Latina, la del uruguayo Víctor Hugo Morales.

“(…) Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, y deja al tercero y va a tocar para Burruchaga… Siempre Maradona. ¡Genio! !Genio! ¡Genio! ¡ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… y Goooooool… Gooooool… Quiero llorar! ¡Dios santo! ¡Viva el fútbol! ¡Golazo! ¡Diego! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme”, dijo Morales desde su cabina en el Estadio Azteca.

Al final del torneo, el mundo y el Estadio Azteca vio a Argentina levantar la codiciada copa.

Una placa en uno de los accesos al estadio conmemora el extraordinario gol.

El Aztecazo

Por años, el Estadio Azteca se ganó la reputación de ser la gran fortaleza de la selección mexicana. El Tri nunca había perdido un partido en su historia de eliminatorias mundialistas.

Pero la racha de victorias llegó a su fin el 17 de junio de 2001 cuando la selección de Costa Rica se impuso 2-1. La mirada estaba puesta en Corea y Japón.

“Pocos partidos se han lamentado tanto en México como el llamado Aztecazo y pocos partidos se han celebrado tanto en Costa Rica. Ese partido marcó un antes y un después en la historia de fútbol de la CONCACAF”, recuerda el periodista costarricense de BBC Mundo, Néfer Muñoz.

Como señala la FIFA, 14 futbolistas ticos llegaron al legendario estadio “dispuestos a romper el mito y, con un despliegue de garra y calidad futbolística dieron un golpe tremendo al conocido como ‘Gigante’ de la CONCACAF”.

José Manuel Abundis abrió el marcador para los locales en el minuto seis. Pero en el segundo tiempo, Rolando Fonseca y Hernán Medford fueron los que se llevaron la gloria.

“Para todos los costarricenses que creen en nosotros: disfruten, porque hoy hicimos historia y vamos por buen camino”, dijo Hernán Medford después de la hazaña.

Casa del América

El Estadio Azteca es el hogar del club América.

Allí, el club ha conquistado ocho de sus diez títulos de Liga, un torneo de Copa, cinco torneos de CONCACAF, dos Copas Interamericanas y ha disputado seis Copas Libertadores de América.

“Si bien, los Estadios del mundo se han convertido en autenticas joyas arquitectónicas con alardes de funcionalidad y tecnológica, el Estadio Azteca ha sabido defender su esencia conservando sus orígenes, sin dejar atrás la modernidad y la constante remodelación”, señala el América en su página web.

Con información de: Animal Político

http://www.animalpolitico.com/2013/04/momentos-que-inmortalizaron-al-estadio-azteca/#axzz2QYr7kf2f

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