Era el año 2015 y el impulso con el que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresó a Los Pinos se desvanecía. La razón: desde varios frentes salieron señalamientos de corrupción contra el Presidente Enrique Peña Nieto. Uno de los más graves fue por tener un posible conflicto de interés con Armando Hinojosa Cantú, dueño de Grupo Higa, el supuesto patrocinador de la llamada “Casa Blanca”.
Derivado de ese episodio, desde el Gobierno federal se puso énfasis en la transparencia de las declaraciones patrimoniales, ese documento que todo funcionario público debe presentar a la Secretaría de la Función Pública (SFP), que permite determinar irregularidades en el crecimiento del patrimonio, pero también para poner sobre aviso los posibles conflictos de interés, que son las relaciones que pueden influenciar sus decisiones como servidores.
En ese entonces, Peña Nieto incluso llamó a su amigo Virgilio Andrade para investigarlo y dirigir la SFP. Éste concluyó que nunca existió un conflicto de intereses y que en las declaraciones de Peña Nieto no había anomalía ninguna.
A pesar de todo el revuelo que provocó ese episodio, Enrique Peña Nieto mantuvo la secrecía en sus declaraciones patrimoniales. Ahora contrasta la opacidad con la información que posee la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y con el nivel de vida que ha llevado luego de terminar su administración.
El origen de la riqueza de Enrique Peña Nieto no se puede esclarecer con lo que reportó cuando ocupó la Presidencia de México (2012-2018). El día de ayer, el titular de la UIF, Pablo Gómez Álvarez, dio a conocer que Peña Nieto, un político que viene de la clase media mexicana y que sólo tuvo empleos en la burocracia, obtuvo beneficios económicos a través de un esquema en el que recibió —entre agosto de 2019 y octubre de 2021— transferencias internacionales por más de 26 millones de pesos, que fueron transferidos por una familiar consanguínea, de una cuenta en México hacia España.
En ninguna de sus declaraciones patrimoniales que ingresó como Presidente informó su relación con dos empresas de las que, según informó UIF, ha sacado los millones con los que ha vivido en España, su actual lugar de residencia en donde cuenta con un “visado dorado”. Esto dio origen a una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR).
Este último dato dado a conocer por El País, fue uno de los que más dudas levantó, ya que para obtener un permiso de ese nivel se requiere ser un inversor que destina al menos un millón de euros a la adquisición de activos españoles, que tienen un proyecto empresarial o que compran inmuebles por al menos 500 mil euros.
Las declaraciones dan pocas pistas pero hablan de ingresos que no rebasan los 3 millones de pesos anuales. En 2013, la primera declaración patrimonial y de intereses que presentó Enrique Peña Nieto dio información sobre su escolaridad, su experiencia laboral y sus ingresos, que en ese momento eran de 238 mil 205 pesos mensuales derivados de su cargo público (193 mil 478 pesos) y “otros” (12 mil 227 pesos).
En ese momento reportó cuatro casas, cuatro terrenos y un departamento, obtenidos la mayoría por herencia y donación; solo dos adquiridos de contado. Por último informó de bienes inmuebles por 6 millones 900 mil pesos entre joyería, obra de arte y menaje de casas.
A mediados de ese año presentó otra declaración en la que hubo cambios de sus ingresos, al pasar a los 452 mil 713 pesos anuales derivados de su cargo público (240 mil 234 pesos), por actividad financiera (65 mil 756 pesos) y “otras” actividades (146 mil 723 pesos).
En 2015, cuando se agrega el apartado de Posibles Conflictos de Interés: aceptó que se hiciera público y reportó no tener alguno. Ni él, ni su cónyuge ni dependientes económicos.
En su penúltima declaración reportó cambios en sus ingresos anuales otra vez: 2 millones 819 mil 357 pesos de su cargo público; 242 mil 702 pesos por Actividad Financiera y 46 mil 835 pesos por “otras” actividades.
En su declaración patrimonial de conclusión, ya no reportó ni su salario, ni el saldo de su fondo de inversión ni el de una cuenta bancaria.
Peña Nieto rompió el silencio en esta ocasión ante los señalamientos hechos por la UIF y aseguró que aclarará cualquier cuestionamiento sobre su patrimonio y demostrará la legalidad del mismo. “Expreso mi confianza en las Instituciones de procuración y administración de Justicia”, escribió.
De acuerdo con la UIF, el expresidente tiene vínculos corporativos en dos empresas, respecto de las cuales se identificaron irregularidades fiscales y financieras.
SinEmbargo identificó con base a los contratos contenidos en Compranet, la plataforma en la que se publican todas las compras gubernamentales, que Plasti-Estéril, S.A. de C.V. y Baxter, S.A. de C.V. son las dos empresas con “relación simbiótica” involucradas en las millonarias transferencias que beneficiaron al expresidente priista.
No obstante, desde que dejó la Presidencia su estilo de vida ha llamado la atención, sobre todo por los viajes que ha hecho a lo largo del mundo y por las recientes revelaciones que hizo el diario El País de su estancia en un chalet localizado en la exclusiva urbanización Valdelagua y de la adquisición en 2020 de un local comercial de 105 metros cuadrados con terraza interior en un edificio del barrio madrileño de Chamberí.
De acuerdo con fotos y videos difundidos en los últimos años a través de redes sociales, Peña Nieto ha disfrutado de bodas, fiestas y cenas tanto en Nueva York, Estados Unidos, como en Roma, República Dominicana y México.
Aunque frenó sus apariciones públicas en México desde que dejó su cargo como Presidente en 2018, pero ha sido gracias a las fotografías que difunde en redes Tania Ruiz y a imágenes publicadas por internautas que se ha sabido de los lugares que visita.
Ahora, con la reportado por la UIF, las autoridades han dado una posible explicación sobre el financiamiento de este estilo de vida, un esquema millonario irregular, que implica a empresas que obtuvieron contratos durante a su Gobierno, y sobre el cual no hay un rastro en su declaración patrimonial.
Sin Embargo