Después de ser testigos de la manera en como ríos de gente salieron a llorar y vitorear a su “Comandante” Hugo Chávez no queda más que preguntarse de donde viene o como nace ese fervor hacía un dictador de esos que parecían extintos en tierras latinoamericanas, sin embargo el citado personaje llegó y se instaló en el escena internacional de tal manera que fue un referente en los nuevos liderazgos de América Latina y el Caribe, logrando trabar importantes alianzas y llevando como bandera ideológica el proyecto unificador de Simón Bolívar, lo que sin duda desencadenó un fervor que solo puede ser descrito como fanatismo. Desafortunadamente el fanatismo no admite la crítica de nadie ni mucho menos el cuestionamiento y el uso de razón de quienes están envueltos en él, y lo que es peor, es tal su efecto que los vuelve de piel muy delgada y hay de aquellos que se atrevan a cuestionarlos porque lo único que recibirán serán acres reclamaciones, insultos y amenazas. Hoy no es de sorprender que si bien existe en Venezuela un culto a Chávez también existen gentes que no están de acuerdo con él y por eso incluso hoy existen familias separadas por que unos piensan diferente a otros y el “chavismo” no admite disensos o estas con ellos o estas contra ellos y punto. Desafortunadamente los argumentos de su feligresía se pueden resumir en uno sólo: El es el único que se preocupó por los pobres y les dio lo que nunca nadie les habría dado, les llevo satisfactores y bienestar, y además agregan que Venezuela está como el tercer País de América en disminuir la pobreza, amén de que atacó e eliminó los monopolios privados y las riquezas que antes eran intocables. Por otra parte sus detractores los acusan de que no respeta un orden jurídico que de certeza a la propiedad privada, que no es democrático y que gobierna por impulsos y ocurrencias de manera muy cercana a una dictadura, por lo que de ninguna manera se deben solapar esas faltas de garantías y libertades. Lo peligroso de este fanatismo es que quienes lo aceptan saben que su “líder” no es necesariamente democrático, saben que no acepta la más mínima crítica, es más saben que los gobiernan con la ley del garrote, pero aún así lo prefieren; no les importan las libertades limitadas y la democracia a medias, por último son generaciones que han visto pasar muchas promesas de libertad y democracia y que eso las llevaría al progreso y desafortunadamente no ha sido así, por el contrario la tendencia es hacia el incremento de los pobres. En otras palabras los culpables no son los “fanáticos” sino las políticas que han generado el caldo de cultivo para que en pleno Siglo XXI sigan siendo vigentes estos tipos de liderazgos, por lo que las potencias mundiales bien harían en revisar sus políticas macroeconómicas no sea que una de esas de donde menos se esperen les salte una gran sorpresa. Hasta la Próxima!!! José Juan González Pecina, es MBA por el ITESM, fundador de JJG Estrategia Financiera y asesor en políticas públicas.]]>
Fanatismos Peligrosos:
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