El 29 de septiembre pasado, Ana, de 18 años, fue privada de su libertad en un taxi por un par de individuos, uno de los cuales salió de la cajuela.
Ella detuvo a un taxi sobre la calle Platino, en la colonia Valle Gómez, Cuauhtémoc; se dirigía a su escuela. Se subió, se sentó detrás del copiloto y cuando el conductor aceleró sintió que el respaldo se movió, volteó, vio a un sujeto salir de la cajuela.
Salió un señor de la parte de atrás con un cuchillo y me lo puso en el cuello; me dijo que le diera todas mis cosas”, declaró la víctima.
En entrevista con Excélsior, la joven señaló que los delincuentes le exigieron su celular y lo que traía en su bolsa. Ella enlazó una llamada con su mamá antes de que el delincuente le quitara el celular y empezara a tocarle el pecho. Su madre escuchó la escena.
Para que la dejara de tocar, Ana fingió buscar dinero en su bolsa, pero sacó un gas pimienta y lo roció al delincuente, quien quitó el respaldo del asiento y se metió de nuevo a la cajuela. También le roció gas al individuo que iba manejando.
El señor que iba manejando con una mano me agarró de los cabellos y me empezó a golpear con el descansabrazo, forcejeé con él mientras que, con el pie, trataba de hacer fuerza para evitar que el señor de atrás saliera (…) Empecé a picar la cara del conductor, moviéndolo para que perdiera el control del vehículo”.
El vehículo se impactó en el cruce de Eduardo Molina y Circuito Interior, a casi tres kilómetros de donde la joven lo abordó.
En ese lugar Ana fue auxiliada por transeúntes y locatarios, quienes golpearon a los delincuentes tras saber que la intentaron secuestrar.
Erick “N” y Lázaro “N” fueron detenidos por elementos policiacos por el delito de privación de la libertad.
El calvario continuó al llegar a la Fiscalía, pues sin recibir atención médica y tras varias horas de esperar en el Ministerio Público, Ana aseguró que al dar su declaración, la funcionaria no le ponía atención.
Pasó uno de sus compañeros y hablaron de ir a un lugar, se decían cosas como entre coqueteos”, puntualizó.
Los plagiarios fueron procesados y están bajo prisión preventiva en el Reclusorio Norte, sin embargo, Ana quiso alzar la voz para evitar que los individuos regresen a las calles, pues tiene miedo de que haya represalias en su contra.
Este modus operandi no es un caso aislado, aunque no se tiene un cifra exacta o registro de las indagatorias han ocurrido casos similares en los últimos años en la Ciudad de México y área Metropolitana.
Excélsior