Desde su etapa como futbolista hasta su ingreso en prisión, la historia de Omar “El Gato” Ortiz Marrufo es un reflejo de un oscuro giro en su vida. Conocido por su carrera como portero en equipos de fútbol mexicano, su nombre se ha visto envuelto en actividades criminales que lo llevaron tras las rejas.
Nacido el 13 de marzo de 1976 en Nuevo León, Omar debutó profesionalmente con el Monterrey, marcando así el inicio de una carrera que lo llevó a jugar en varios equipos mexicanos, incluyendo Celaya, Necaxa, Jaguares de Chiapas y Atlante.
Sin embargo, su trayectoria futbolística estuvo plagada de problemas de disciplina, como lo demuestran incidentes como el ocurrido durante su tiempo en Jaguares de Chiapas, donde se vio involucrado en una altercado con elementos de seguridad.
A pesar de sus altibajos, Omar logró algunos hitos en su carrera futbolística, como ganar una liga y una copa con Monterrey, participar en la Copa Oro con la Selección Mexicana en 2002 y ser el portero menos goleado en una edición del torneo nacional.
Sin embargo, su carrera se vio empañada por su involucramiento en casos de dopaje, lo que lo llevó a ser inhabilitado de la liga mexicana y de la Conmebol en 2010 debido al resultado positivo en pruebas antidopaje.
Pero el peor escenario llegó en 2012, cuando se descubrió su participación en una banda de secuestradores relacionada con el cártel del Golfo. Se encontró que Omar actuó como informante en varios secuestros, incluyendo el de un familiar de la cantante Gloria Trevi y un menor de edad.
Condenado a 75 años de prisión por secuestro agravado, Omar Ortiz pasó a ser una figura más en el sombrío mundo carcelario. Su tiempo tras las rejas no ha sido fácil, enfrentando incluso lesiones tras una riña en el penal de Cadereyta.
Hoy, Omar “El Gato” Ortiz enfrenta las consecuencias de sus acciones, esperando su momento de liberación y la posibilidad de empezar de nuevo, lejos del mundo criminal que lo llevó al abismo.