Casi de forma natural en esta época del año –tomando en cuenta que estamos en Pascua, apenas terminada la Semana Santa– el flujo de información se reduce considerablemente. Lejos de pensar en el trabajo o en la política, la mayor parte de la gente trata de distraerse y recargar baterías para el ‘tirón’ que nos espera por lo menos de aquí al verano, acaso con los salvavidas que representan los ‘puentes’ de mayo, auténticos oasis en el desierto. Incluso en los noticieros se dedican amplios espacios para los reportes desde los puntos más turísticos del país, y para los más religiosos y los más interesados desde un punto de vista histórico, sociológico o antropológico los de las procesiones o representaciones propias de las fechas.
Sin embargo, aun con ese deseo que tenemos de desconectarnos y descansar, se ha generado información. Se ha anunciado, por ejemplo, la visita de Barack Obama a México en mayo, a la que se le ha dado la lectura de que nuestro país si será (ahora sí…) prioritario para los Estados Unidos. México, al parecer, está de moda, en vísperas de eclipsar al hasta ahora estelar entre los emergentes Brasil. Hay hasta quien se atreve a afirmar que seríamos ‘ejemplo’ para los vecinos del norte dada la ‘voluntad’ que está manifestando nuestra clase política para superar las dificultades del gobierno dividido y sacar adelante las reformas necesarias para el país. Eso sí, de esto a que por fin se cristalice en la Unión Americana una reforma migratoria importante aún falta. Ambos partidos estadounidenses en el legislativo dicen que quieren, pero ahora toca pasar del dicho al hecho, a ver si es cierto. Personalmente, soy un escéptico irremediable.
Luego, justo antes de escribir un servidor estas líneas se ha anunciado por parte de Enrique Peña Nieto la creación de cinco gabinetes especializados, destinados a dar impulso a cada uno de los ejes rectores para el gobierno federal. Como pasa frecuentemente con este gobierno, el anuncio se hace con bombo y platillo, con nombres muy rimbombantes para cada gabinete, pero el fondo real del asunto está por verse. En principio, me suena a no otra cosa sino los gabinetes temáticos de toda la vida. Habrá que darles la oportunidad y el tiempo de ver si en efecto van a incorporar algo nuevo o darle un impulso mayor de lo que se ha hecho a la fecha. Otra excusa para el escepticismo.
Aquí en San Luis tenemos el tema de los incendios y las sequías. Quedan todavía por lo menos un par de meses de estiaje severo, lo que genera las condiciones idóneas para el fuego. Habrá que cuidar eso, esperando que no se repita una tragedia de las dimensiones de la de Ciudad Valles. Respecto del tema del agua, subrayar que es responsabilidad compartida del gobierno y de nosotros los ciudadanos. Tenemos que cuidar en extremo el no desperdiciar el agua. Pero los gobiernos tendrían también que plantear con mucha mayor fuerza políticas encaminadas por ejemplo a reducir las fugas en la red pública y a apostar por el reciclaje del líquido vital. La presa El Realito es un buen paso, pero no basta con esto: debemos pensar en la sustentabilidad de la ciudad a largo plazo, más largo aún que los veinte años que –dicen– nos garantizaría de abasto esta obra. En este tema, más que escéptico soy abiertamente pesimista.
Y toda esta información sin abordar aún más a fondo las graves tensiones en las Coreas, donde el nivel de beligerancia en los discursos amenaza constantemente con pasar también a las acciones. En efecto, el mundo no deja de girar aún si nosotros estamos de vacaciones.
Carlos Leonhardt Álvarez
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