LOS DICHOS Y LOS HECHOS

Juan José Rodríguez

Cuando apenas ha cumplido el cinco por ciento de su mandato sexenal, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona tiene todo el tiempo y margen del mundo para revisar lo que ha hecho, con ánimo de fortalecer lo positivo y desterrar lo negativo. Como lo primero sobra quienes se lo festejen, exalten y aplaudan, nos detenemos hoy en un elemento relevante de lo segundo. Lo hacemos convencidos de que una interacción gobierno-ciudadanía basada en la mentira y la simulación no puede llevarnos a buen puerto. Lo bueno, reitero, es que sobra tiempo para las rectificaciones que ojalá se tengan a bien decidir.

Los dichos

El viernes 19 de noviembre se difundió una información oficial que en resumen decía que el siguiente martes 23 el gobernador Gallardo Cardona sostendría “una reunión de trabajo” con el presidente Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México. El miércoles 24, con un fraseo más cuidado, los comunicados gubernamentales dieron cuenta de que “durante su encuentro con el Presidente”, el mandatario potosino consiguió compromisos federales para extender en nuestro estado los servicios IMSS-Bienestar y para que el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI) se hiciera cargo de la nómina del Hospital Central.

Lo que hubo en Palacio Nacional ese martes 23 de noviembre fue la 112 Asamblea General Ordinaria del IMSS, a la que asistió el presidente López Obrador, buena parte de su gabinete, una veintena de gobernadores y otros 300 invitados de diferentes sectores. Según se aprecia en el video oficial del evento, el titular del Ejecutivo Federal llegó cuando ya todo mundo estaba sentado, y fue el primero en abandonar el lugar. Justo cuando bajaba del presidium, volteó hacia donde estaban agrupados los gobernadores, a unos 15 metros de distancia, y se despidió de lejos agitando la mano.

La extensión en todo el país de los servicios IMSS-Bienestar es algo que mencionó AMLO en su discurso –”lo vamos a fortalecer y ampliar”, dijo-. En relación con el otro tema, el que se refiere al Insabi-Hospital Central, no se sabe en qué momento y con quién se abordó. No está de más recordar que el HC pasó integralmente al sistema Insabi desde mediados del 2020, por lo que es su obligación cubrir sus gastos de operación, nóminas incluidas.

Desde luego que cabe la posibilidad de que López Obrador haya recibido en privado a Gallardo Cardona antes o después de la Asamblea del IMSS, pero si así fue no hay ningún registro en ninguna de las páginas web vinculadas con la Presidencia de la República y su área de Comunicación Social.

El Jueves 16 de diciembre, el presidente López Obrador participó en dos eventos en Villahermosa, Tabasco. Uno, la reunión de la Conago, donde saludó de mano a todos los gobernadores asistentes (31, ya que solo faltó el de Jalisco), se tomó la foto de grupo y luego las selfies que le solicitaron. Dos, la sesión del Consejo Nacional de Seguridad al que por ley pertenecen todos los gobernadores.

Un día después, el muy competente equipo de comunicación (y de propaganda, añadiría yo) del mandatario potosino, se encargó de que apareciera en diversos medios que durante su visita a la capital tabasqueña, Gallardo Cardona había logrado atención y respaldo para su proyecto de creación de la Guardia Civil potosina. Ni en las grabaciones ni en la transcripción estenográfica de ninguno de los eventos hay registro de alguna intervención del mandatario potosino. Si las plataformas de transparencia del Consejo Nacional de Seguridad Pública y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad son omisas en sus contenidos, estoy abierto a cualquier información confiable y a hacer las rectificaciones del caso.

Por esas mismas fechas, mediados de diciembre, el equipo gubernamental de comunicación social filtró en un par de espacios seleccionados un breve comentario, según el cual había que destacar la amistad que existe entre RGC y AMLO. Esta puede ser una valoración subjetiva, pero hay hechos que conducen a pensar en algo distinto.

LOS HECHOS

La forma de amistad o solidaridad que un gobernador aprecia del presidente de la República es la que se refleja en el presupuesto. En el caso potosino, ya sabemos que los recursos federales destinados a nuestra entidad son, en términos reales (descontada la inflación) ligeramente inferiores a los del año pasado. Algo así como un punto porcentual menos.

De los 15 gobernadores electos el año pasado y que tomaron posesión entre septiembre y noviembre, solamente tres no han sido recibidos en privado por López Obrador ni sus entidades han sido visitadas por él. Se trata de Samuel García, de Nuevo León, postulado por el MC; Mauricio Kuri González, de Querétaro, PAN, y Ricardo Gallardo Cardona, del Verde-PT. Hay entidades con nuevos mandatarios a donde López Obrador ha viajado más de una vez, como es el caso de Michoacán (Alfredo Ramírez Bedolla, Morena). Si me apresuran, diré que mi percepción es que AMLO está dando a RGC trato de gobernador de oposición. Puedo estar equivocado, desde luego.

Cuando la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, invitada por el Ayuntamiento confirmó su visita a esta capital para inaugurar los Juegos Latinoamericanos de Policías  y Bomberos, el pasado 5 de diciembre, un par de días antes su equipo de giras comunicó a los organizadores el horario que proponían para el evento. Como es “de cajón”, de la Alcaldía dieron cuenta a la ayudantía del gobernador para empatar agendas. Resultó que la propuesta de la funcionaria federal no ajustaba bien a los compromisos previos de Gallardo. Luego de unos cuantos intercambios de llamadas y mensajes infructuosos, el posicionamiento de doña Rosa Icela fue muy claro: “Si el señor gobernador no nos puede acompañar, que no se preocupe, ya habrá otra ocasión de saludarlo”. El resto de la historia es conocida: el cronograma fue el propuesto por RIR y estuvo presente RGC.

Además de la secretaria de Seguridad, quien en estricto vino atendiendo a una invitación del Ayuntamiento, la otra única integrante del gabinete presidencial que ha visitado nuestro estado en lo que lleva de ejercicio Gallardo Cardona es la secretaria del Medio Ambiente, María Luisa Albores, quien había asistido antes a la toma de posesión. La semana pasada, vino con el tema de la Sierra de San Miguelito. Que yo recuerde, ningún otro alto funcionario federal ha andado por aquí.

Hace cosa de un mes, Gabino Morales declaró que era posible que López Obrador nos visitara en esta primera quincena de enero. Días después puntualizó que más bien sería en la segunda. Recién, luego de que se supiera que el Presidente fue contagiado de Covid-19, se ha dicho extraoficialmente que quizá sea en febrero la visita. Ojalá sea lo más pronto posible, para ver si consigue calmar ese notorio nerviosismo que se percibe en Palacio de Gobierno.  

UNA BREVE ACOTACION

Tengo claro que a estas alturas del texto, buena parte de mis lectores(as) estarán convencidos(as) de que el verdadero propósito de esta colaboración es criticar y molestar a Gallardo Cardona. La verdad es que no. Sin desconocer que tal percepción se haga presente, por los antecedentes, y que semejantes incomodidades ocurran, la verdad es que persigo un objetivo diferente: que el titular del Ejecutivo no envicie, ni malogre ni dificulte la ineludible interacción entre gobernante y gobernados, porque eso es algo que no sirve a nadie, ni a él ni a nosotros.

Ignoro si por sí mismo no logra darse cuenta de que lances como los descritos le hacen daño, y no poco. Lo dañan a él como persona pero también lastiman su investidura. En la medida que los días, los meses y los años pasen sin correcciones de conducta o afinación de estilo, se irá asentando y consolidando la idea de que tenemos un gobernador más cerca de la grilla barata que de la política seria. Lo diré más fácil por si hay problemas cognitivos: Gobernador, te ves mal queriendo a fuerza aparecer como cuatísimo de ya sabes quien, y ya estás muy pero muy cerca del ridículo.

Hace algunas semanas leí uno de los breves pero siempre deslumbrantes artículos que escribe la filóloga Irene Vallejo, me gustaría reproducirlo todo pero me quedaría sin espacio para unos cuantos comentarios más. He de conformarme con una cita escueta: “Los gobernantes empiezan a ser peligrosos cuando les causa terror reconocer un error”.

COMPRIMIDOS

Hay errores de gobierno que cuestan vidas. El policía de investigación caído la semana pasada en un enfrentamiento con delincuentes en Rioverde, no tenía por qué haber muerto. El disparo que le costó la vida le pegó en el tórax, dentro del área que cubren los chalecos antibalas. No portaba el suyo. Recibió otro tiro en un brazo, que no era mortal. Por una omisión imperdonable, dado que se trató de un operativo planificado, los responsables del mismo no tuvieron ninguna ambulancia en las cercanías. Cuando llegó, con considerable retraso, la que se pidió a una institución hospitalaria, ya era demasiado tarde. Peor, caído en el suelo, el responsable de las acciones ordenó que no lo levantaran hasta que llegara la ambulancia. Se desangró. Si lo han subido a una patrulla para llevarlo a la clínica más cercana quizá habría salvado la vida.

¿Por qué Moisés Abraham Normandía Barrios no portaba su chaleco protector? No lo sé. Si fue porque no disponía de uno, malo; si fue porque no quiso utilizarlo, peor. El comandante del operativo debió obligarlo a utilizarlo. Además, desde luego, deben existir protocolos detallados para saber qué se puede o no hacer en casos como ese. ¿Existen siquiera?

Perdón por lo necio, pero en los litigios que recién comienzan a propósito de la declaratoria de Área Natural Protegida en la Sierra de San Miguelito y de la inhabilitación de Xavier Nava y compañía, más vale conseguirse una sillita cómoda para la larga espera. Las dos suspensiones concedidas por jueces de distrito a los comuneros de San Juan de Guadalupe en estricto sentido no modifican nada. El decreto de la Declaratoria sigue vigente, pero inaplicable en la medida que no cuenta con su debido plan de manejo y sus reglas de operación, para lo cual la ley concede un año a la Semarnat. Dependiendo el rumbo que tome, el caso de XNP puede llegar hasta la Suprema Corte, pues contiene una interesante argumentación a propósito de los llamados Actos Soberanos, invocados por el Congreso para emitir la sanción.

No hay manera de conmemorar un aniversario de la autonomía de nuestra Universidad, el 99, sin recordar al que probablemente sea nuestro gobernador más visionario, Rafael Nieto (1920-1923), que se la concedió siete años antes que a la UNAM. El rector Alejandro Zermeño dispone de 12 meses para preparar los festejos del centenario, que esperemos no sean condicionados por alguna otra variedad del virus. Suerte.

Pulso
https://pulsoslp.com.mx/opinion/los-dichos–y-los-hechos/1425481

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