Un robot iniciará en breve la exploración del último tramo del túnel hallado en la zona arqueológica de Teotihuacan, centro de México, en la tercera vez a nivel mundial que uno de estos aparatos es usado para diseñar estrategias de excavación.
Se cree que el túnel, encontrado bajo el Templo de la Serpiente Emplumada o Quetzalcóatl, conduce a una cámara de casi 2 mil años de antigüedad y donde probablemente los dignatarios de la ciudad prehispánica eran investidos o pudieron haber sido sepultados, dijo hoy el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El robot denominado Tláloc II-TC será el primero en transitar los 30 o 35 metros restantes, indicó el INAH en un comunicado.
Los detalles de la investigación fueron dados a conocer por el arqueólogo Sergio Gómez, director del proyecto, durante las pruebas que se realizan con dicho robot a partir de los 76 metros ya excavados del conducto subterráneo.
Considerando exploraciones arqueológicas en Egipto y el recorrido de Tlaloque I, también dentro del mismo túnel, esta representa la tercera ocasión a nivel mundial que un robot se convierte en una herramienta eficaz para diseñar estrategias de excavación, sostuvo Gómez.
El ingeniero en robótica Hugo Armando Guerra indicó que la experiencia previa con Tlaloque I fue importante para modificar el diseño del nuevo robot, de modo que el control y las cámaras de vídeo de su sucesor, Tláloc II-TC, ahora operan sin cables.
Asimismo, cuenta con extensiones para sortear las irregularidades del terreno y la transmisión de movimiento se da por medio de orugas de tracción, lo que brinda una mayor capacidad de maniobra.
Tláloc II-TC se compone de tres mecanismos independientes, el primero es el citado vehículo transportador, que alcanza una longitud superior a un metro una vez desplegados sus brazos, que sirven para sortear toda clase de obstáculos.
En su parte más alta, a 45 centímetros, tiene un escáner que toma medidas desde 10 centímetros hasta cinco metros por encima de la altura máxima del carro, explicó Guerra, quien coordina al grupo de ingenieros y programadores que colaboran en el proyecto.
El escáner generará un mapa detallado del recorrido, así como de la cámara al final del túnel, cuya longitud se ha calculado en poco más de 100 metros.
El autómata se compone, además, de un robot “insecto” que es transportado por el vehículo principal, del cual desciende por instrucciones emitidas desde una computadora.
Dicho aparato mide 40 centímetros con sus brazos extendidos y porta una cámara infrarroja, y realiza la exploración a nivel del suelo evadiendo los obstáculos del terreno.
La tercera parte es un robot dotado de cuatro hélices que le permiten mantenerse suspendido en el aire y tomar imágenes con cámaras de vídeo.
En esta ocasión sólo será utilizado en exteriores debido a las corrientes de aire dentro del túnel y al espacio reducido del mismo, aunque podría utilizarse en otra etapa, explicó el INAH.
A más de dos años de haber comenzado la exploración del túnel, esta temporada se prevé decisiva para los investigadores, ya que de forma paralela al avance hacia lo que quizá sea una cámara principal se efectuará la exploración de dos cámaras intermedias descubiertas mediante georadar.
Las paredes y techo de estas cámaras se hallan recubiertos de un polvo compuesto de magnetita, pirita y hematita, que brindaba una luminosidad especial al lugar durante la ejecución de los ritos, indicó el INAH.
Con la exploración de estos espacios, esta institución anticipa uno de los hallazgos arqueológicos más trascendentes en Teotihuacan, una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/633948bb74f012bc2fc49c15389dce8b