Belice y Guatemala, una frontera agitada

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Viejo reclamo

Pese a que Guatemala reconoció en 1991 la independencia unilateralmente otorgada por Gran Bretaña a Belice en 1981, y admitió el derecho a la libre autodeterminación de su vecino, no renunció al reclamo para recuperar más de 12 mil 700 kilómetros cuadrados que le pertenecían en 1821 al independizarse de España. Si su exigencia prospera, Guatemala asumiría gran parte de los 22 mil 966 kilómetros cuadrados de la superficie de este país, conquistado por España en el siglo XVI y ocupado por piratas y colonos ingleses en la primera mitad del siglo XVII para extraer madera y otros fines. Guatemala y Londres firmaron en 1859 un tratado sobre la cuestión beliceña que los guatemaltecos consideraron como incumplido por la contraparte y ya en 1884 exigieron la retirada británica de lo que definían como su territorio. Belice basa su posición en el pacto de 1859, al que Guatemala cataloga como caducado. Con apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA), los dos países aceptaron en 2001 crear una “zona de adyacencia” que se extiende a un kilómetro a cada lado de la línea marcada por el tratado de 1859, y en 2005 decidieron avanzar a una solución negociada y fomentar la confianza mutua. En diciembre de 2008, con apoyo de la OEA, acordaron realizar un referendo el 6 de octubre de 2013, para que beliceños y guatemaltecos decidan si el litigio es elevado a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en La Haya, Holanda. Pero la consulta está en duda por nuevas controversias, ya que Guatemala protestó en febrero pasado porque ignoraba que cinco meses antes del acuerdo de 2008, Belice modificó su legislación y estableció que para que el referendo sea válido, debe tener una participación mayor o igual al 60% de votantes beliceños. “Basados en principios de negociación de buena fe, Belice debió haber comunicado a Guatemala y a la OEA el cambio en su legislación”, aseguró un documento difundido por la cancillería guatemalteca. Las variaciones legales fueron compartidas por Belice con Guatemala, “de manera informal”, en 2011, por lo que la “omisión” informativa “no debió haberse dado pues ambos países se comprometieron a una negociación basada en la buena fe”, subrayó. El presidente guatemalteco, Otto Pérez, pidió a la OEA que intervenga para “recuperar los principios de buena fe en la negociación del diferendo”. El ministro guatemalteco de Relaciones Exteriores, Fernando Carrera, llegó sorpresivamente el pasado 4 de marzo a Belice y se reunió durante tres con el canciller beliceño, Wilfred Elrington, para evaluar la situación. En editoriales a finales de febrero, Amándala, el principal periódico beliceño en un país casi sin diarios, aseguró que los gobiernos de Belice “han dado por sentado que, a nivel regional e internacional, Guatemala siempre sería visto como un matón y Belice siempre sería visto como una víctima inocente. En 2013, sin embargo, Guatemala ahora tiene a Belice en una trampa”. El reclamo de Guatemala, agregó, “es ahora uno ‘legal’ y si los guatemaltecos votan por un fallo en la CIJ y los beliceños no, los beliceños de pronto parecerán ser reñidores y beligerantes, incluso”. Belice, alertó, es “una nación bajo estrés”. http://www.eluniversal.com.mx/internacional/81970.html]]>

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