Girasoles amarillos fueron elevados hacia el cielo en el Zócalo capitalino por familiares y amigos de Yaretzi Adriana Hernández, la joven de 18 años que perdió la vida en el choque de trenes en la Línea 3 del Metro.
Después de las 16:15 horas, el contingente comenzó una caminata silenciosa, los asistentes portaron cartulinas en las que exigieron justicia: “Yaretzi y las víctimas confiaron en el Metro y este gobierno seguro, pero no es cierto”, “Queremos transporte seguro” y “Nuestra vida no vale cinco pesos”.
Entre los asistentes estaba Aranza, la amiga de Yaretzi, quien realizó el trayecto sobre una silla de ruedas, pues resultó lesionada aquel sábado 7 de enero en el convoy que abordaron con dirección a Universidad, asistirían a una exposición de arte, pero el choque de los trenes acabó con sus planes.
El contingente de casi 80 personas se detuvo en cinco ocasiones en su andar por Reforma y avenida Juárez. Marcharon en silencio y de manera pacífica.
Rechazan al Bloque Negro
Aunque integrantes del Comité de Familiares y Víctimas del Incidente en la Línea 3 del Metro rechazaban su presencia, integrantes del Bloque Negro se unieron a la marcha Movilidad Sin Miedo a la altura de la Glorieta del Ahuehuete.
Entre consignas, presumiendo artefactos explosivos y lanzando provocaciones a los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), los jóvenes iniciaron su caminata. En el cruce con avenida Insurgentes realizaron pintas en banquetas y puertas de inmuebles con la frase: “Fuera Guardia Nacional del Metro”.
A su paso, también rompieron la cristalería de diferentes edificios, lanzaron cuetes y artefactos incendiarios de fabricación casera a los cuerpos policiales y se confrontaron con ellos.
Por este hecho, la agrupación Ateneas actuó de inmediato para encapsularlos a una cuadra de Bucareli y desde este punto hasta llegar a la plancha del Zócalo los jóvenes marcharon acordonados por la Brigada Marabunta para evitar otro brote de violencia.
“No quiero violencia, quiero justicia”
“Mi hija esa mañana me abrazó, me dio un beso y me dijo: ‘Ya me voy papá’. No sabía que era la última vez que la iba a abrazar”, dijo César Hernández, padre de Yaretzi, al llegar al Zócalo.
“Yo no quiero hacer un pronunciamiento violento, de descalificación, de agresión, porque eso no me da justicia, a mí lo que me da justicia es la responsabilidad que se adquiera”, enfatizó.
La caminata duró una hora y media y culminó con un minuto de silencio, una oración y un pronunciamiento en la Plaza de la Constitución.
El Universal