La muerte en México es símbolo de transformación, renacimiento y encuentro haciendo de los panteones un espacio de la memoria que resguarda parte de la historia de los seres queridos que ya no están.
Los panteones precisamente son los receptores, un universo terrenal en el cual conviven vivos y muertos, un espacio que es posible gracias a personas que mantienen este tipo de recintos aptos para una despedida solemne.
En el cementerio de El Saucito, trabajan un total de 20 sepultureros y más de 35 aguadores, trabajadores que mantienen los espacios donde descansan los difuntos en óptimas condiciones.
Cristian Robledo | El Sol de San Luis
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Como lo es Ramiro José Hernán Hernández, Joel Martínez y Don José Torres quienes desde hace algunas décadas se dedica al oficio de aguador y sepulturero.
Los tres indican que esté oficio no es nada fácil pero requiere tener una condición física óptima, además de que el pago no es mucho, sin embargo la entrada económica le sirve para subsistir y ayudar a sus familias.
Mencionan además que, no hay un solo día en que no hay entierros, Pero eso sí la limpieza de las tumbas es muy esporádica ya qué familiares de los difuntos rara vez vuelven a la última morada de sus familiares.
“Nos contratan de aguadores y realizamos la limpieza de las tumbas, esto es más común en octubre Por las fechas y las festividades. También el día de la madre y el día del padre. Ese día aumenta mucho las personas que desean dejar limpiecita la tumba de su familiar”, compartieron.
Cristian Robledo | El Sol de San Luis
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Para limpiar las tumbas, los aguadores únicamente utilizan cubos de lámina te depositan el agua a través de una pipa, una escoba, un machete, y un botecito.
Estas herramientas le sirven para humedecer el lugar y comenzar a limpiar y barrer, para que así no se levanta el polvo, el machete lo utilizan para cortar la maleza que puede existir alrededor de la tumba.
El trabajo de sepultura, consta de un proceso aún más especial, primero que nada es un servicio que conlleva un pago un poco superior, por el contrato de paquete que se va a pagar por el lote dónde irá enterrado el difunto.
Además, son más personas las que laboran en la fosa, para que el trabajo sea más rápido y así dejar todo listo para el entierro.
“No es un trabajo fácil, pero es lo que sabemos hacer, se gana un poquito más”.
Cristian Robledo | El Sol de San Luis
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Al día como mínimo pueden llegar ha atender hasta tres entierros, pero todo depende , pues ya mucha gente decide ir a otros cementerios a dejar a sus difuntos.
“Ya mucha gente no le gusta este cementerio, está muy descuidado. Pero se ve así por todas las tumbas abandonadas”, remarcaron.
Una mirada a lo sobrenatural
Estos trabajadores comparten que, han sido testigos de varias experiencias sobrenaturales, pero ante la falta de explicación prefieren ver esto como simples coincidencias.
“Uno ve muchas cosas, pero insistimos hay que tenerle más miedo a los vivos”.
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Lo que más temor les causa, son las malas acciones de las personas que acuden al cementerio a realizar “hechicería” , pues “son muchas las cosas que uno se puede encontrar, imágenes, altares, amarres, de todo”.
También hay hechos que los han marcado, como una ocasión en la que apareció un pequeño de cinco años muerto en el panteón.
“Son muchas las historias, aquí no existen los fantasmas, solo son energías ya depende de cada quien como lo tome y vea las cosas”.
De las tumbas que más se persive este tipo de actividad es la de Juan del Jarro, la de Paulet Viridiana y el monumento de la Virgen que vierte lágrimas.
“De esas tumbas siempre se habla, de hecho mucha gente viene a verlas ,sobre todo el turismo. Llaman la atención por las historias que hay detrás de ellas”.
El Sol de San Luis
