El Radar: EL HUESO DEL AGUACATE.

El Radar, el Editorial de Antena.

Los frenos, equilibrios y contrapesos son elementos clave para la democracia, pero son absolutamente indispensables para el ejercicio del poder en la complejidad de un gobierno como el capitalino emanado de una alianza donde los componentes se revelan como explosivos.

Enrique Galindo es priísta, ha coqueteado con otros partidos y pertenecido a gobiernos panistas pero su ADN político es tricolor, menudo problema cuando otra vez su alma mater es el más desgastado históricamente en el estado y el país. No era el candidato del último gobernador de este sello, el infame y mezquino Juan Manuel Carreras, quien le arrebató la candidatura a la gubernatura como el “burro que tocó la flauta” en 2015, lo maniató en el 2018 y nunca lo apoyó en la de 2021. El hoy alcalde capitalino encontró mejor cobijo en el blanquiazul, que tiene mayor base simpatizante en la capital donde finalmente pudo competir y avanzar, lo que quedaba del PRD tuvo una participación meramente testimonial, Conciencia Popular, un porcentaje mínimo que podría servir para desempatar un escenario adverso.

El problema con el partido de los Vera o el del Sol Azteca es que son lo menos importante de lo insignificante, el tema está en el PRI y el PAN, la tragedia para intentar ejercer de malabarista con ellos es que no son solo dos partidos, sino dos muy fragmentados. El PAN con el que pactó fue el de Azuara, con el que estrechó manos que no tardaron en apretarse fue con el que subsiste en sus contras. El otro blanquiazul, amalgama de 3 generaciones de “panistas de cepa” subsiste con menos de la mitad de los créditos, pero no desaparece y mientras pase el tiempo, se fortalece. Al menos solo se negocia con uno, con el otro solo se queda bien y punto.

Mientras del otro lado, el PRI que tomó como bastón Galindo tenía al menos 5 dueños: la vieja militancia aplastada y ninguneada por Carreras, la base social del interior del estado ignorada y sometida al Gallardismo, la “cúpula-burbuja” mediático-social liderada por Teófilo Torres Corzo por un lado y por Pablo Valladares por otro, los Galindistas de cepa, más policías que políticos y los acomodaticios arribistas dizque empresarios que manifiestan sin pudor que “siempre habían sido priístas”, faltaba más.

En ese licuado deforme navega el priísmo Galindista, pero en todo el complejo panorama hay una semilla de aguacate que hace que todo se atore sin aparente razón, se llama Fernando Chávez Méndez, héroe de gestas advenedizas, consejero de opción múltiple, camaleón de la fauna política estatal, es capaz de renegar de su color para sobrevivir al día siguiente, Chávez ha sido SilvaNietista cuando le convino, Carrerista cuando pudo, ahora Galindista por default, pero siempre, siempre una extensión de Galeana por antonomasia,y factor en las pugnas internas en el ayuntamiento que se han debido al cobro de cuotas que Galindo ya pagó, pero que los insaciables no reconocen. Los abusos de esos desfases han sido motivo de varios de los cambios que se han dado ya en el gabinete capitalino, en lo que Chávez con su colmillo retorcido se ha vendido como el facilitador de un cabildo que no representa ninguna dificultad. Chávez Méndez se ha visto expuesto a la tentación de una devoradora, queriendo apoderarse de la voluntad de Galindo en el mismo periplo que lo ha mantenido cerca del poder por décadas, erigirse en un  Sancho Panza región cuatro, que engorda no por lo que come y finge ser escudero, sino por lo que detecta que dejan los otros pasar. Y pasó, recientemente con el escandaloso caso que lo puso en la picota y que documentó asertivamente Astrolabio https://www.astrolabio.com.mx/pretende-energreen-un-pago-de-435-mdp-del-ayuntamiento-capitalino/ donde otra vez un tema de administraciones pasadas detona en tribunales con costo al erario y el Súper Chávez vende soluciones como baratijas colgadas del cajón de la usura, con dudosos porcentajes de utilidad económica y política para la propia institución.

Es la hora de las definiciones, del surgimiento de un Galindismo puro, que no pague cuotas, que no medre con la figura principal, que demande lealtades reales y que expulse sin miramientos a los que le hacen tanto daño como el propio Chávez o el comodino Secretario Técnico, un impresentable que se cree Emir navegando en un charco de su propios residuos, una calamidad. La Capital del Sí, debe decir NO a tanto comodino que hace correr peligro su proyecto.

En otros temas, esta semana se resolvió otorgarle al ex funcionario del DIF Estatal Carrerista, Alejandro Fernández Montiel la pena de 12 años de cárcel por violación agravada, esto en medio de nuevas presiones de su defensa y en el impasse y presión para que uno de sus abogados defensores Marco Polo Méndez Alonso presente su examen para juez. Marco Polo bajo el influjo de quien sabe qué descalificó en uno de sus prontos en redes sociales al poder judicial, lo ha denostado y querido presionar desde sus 5 minutos de fama, traicionó al gremio que dice representar con esta actitud y a la firma que le ha dado credibilidad. Marco Polo Méndez no puede ser cuota de descargo de la aplicación de justicia en el caso que defendió sin éxito, tampoco puede establecerse como referente de la abogacía potosina.

No se puede sostener la intención de Méndez Alonso de engrosar desde su burda posición el poder judicial que por fin hoy muestra signos de recuperación y credibilidad. Está en manos del Consejo de la Judicatura con énfasis especial en Diana Isela Soria Hernández la decisión, debe saber lo que hace.

El destino de los defensores de lo indefendible, concitan a una catástrofe.

La familia y cercanos del hoy violador del menor de edad Brayan N. siguen una campaña de desprestigio y acoso a los medios que hemos sido congruentes y abiertos en el manejo del tema, nadie perdió de vista que un hecho así es trágico por todas las partes y lamentamos que tengan que vivir la cercanía de un tema tan grave, pero hay regeneración social también fuera de los penales; ojalá entiendan que la única forma de resolver el tema es aceptando los hechos y mirando hacia adelante con dignidad. La presunción de inocencia se agotó, los artilugios para invisibilizar el tema no resultaron y el lastre de algo que no hicieron pero que asumieron como única verdad terminó como un bumerán impredecible. Luis Fernando Fernández Montiel y sus aliados, desde la subdirección de un medio con historia y dignidad no debe seguir dando patadas de ahogado que solo ensucian la pileta y desquician aún más su posición. La lealtad y solidaridad son buenas, pero el enganche infinito los convierte en cómplices. Ni ellos, el círculo defensor a ultranza del hoy sentenciado son los violadores, ni el pulso de las cosas termina en este impresentable episodio. La vida da para más.

Congruencia.

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