No fue riña, fue una masacre

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Las armas que usaron los internos del penal durante la riña suscitada la madrugada del sábado no fueron exclusivamente hechizas, como afirmaron funcionarios, sino que también se emplearon machetes, toletes, tubos de gran tamaño y navajas.

La fuente consultada pensó que se trataba de un cateo ordinario, porque a las 4:30 de la mañana hora en que comenzó no se escuchaba ruido ni había movimiento afuera del centro correctivo. Hacía frío.

A través de la radio frecuencia les advirtieron de un “motín”, lo que le hizo sospechar ¿por qué la llamada de auxilio se registró  hasta las cuatro de la madrugada si de acuerdo a los reportes del mismo penal la sublevación comenzó tres horas antes?

La aduana se abrió para dar paso a un grupo nutrido de policías protegidos con equipo antidisturbios el cual llegó a la primera garita de revisión.

Mientras acordaban la estrategia y esperaban que la segunda puerta se abriera, vieron a unos 200 metros como un interno huía hacia ellos. “Detrás de él venían unos 15 internos con machetes, tubos, varillas y lo que parecían toletes de policía, lo alcanzaron y en segundos le pusieron en toda la madre”.

Los policías corrieron para disuadir a los sublevados que golpeaban a su presa, lo picaban y le estrellaban la cabeza contra el pavimento. Llegaron al punto crítico, ahuyentaron a los agresores, rescataron al moribundo sujeto que sangraba por diversas partes, incluyendo el rostro, y lo arrastraron hacia un punto neutral.

Su tarea era restituir el orden en los dormitorios y para ello se internaron al sitio de conflicto. “No fue riña, ¡fue una masacre! Los dormitorios olían a sangre, el piso y las paredes estaban manchadas y alcanzamos a ver a tres de los fallecidos, no sólo por armas punzocortantes, sino por golpes que les dieron con tubos de gran tamaño”.

Los celadores se excusaron con los policías. Argumentaron que “no creyeron necesario” pedir refuerzos para sofocar el infierno.

Ni siquiera el tardío arribo de los diferentes cuerpos policiales fue útil del todo porque cuando regresaron a la primera puerta, el moribundo que habían rescatado ya no estaba. Una estela de sangre revelaba que lo habían arrastrado de nuevo al infierno.

 
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 http://pulsoslp.com.mx/2013/04/29/no-fue-rina-fue-una-masacre/
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