Seguirá la violencia del crimen; Stratfor advierte expansión del narco

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Dudan en EU de control oficial de narcoviolencia La posibilidad de que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto reduzca significativamente la violencia del crimen organizado está muy limitada por una “nueva narcorrealidad”, afirmó la empresa de análisis de inteligencia Stratfor. La situación ya no es la misma que en 1990 ni la composición de los cárteles o sus actividades son iguales a las de hace una década tampoco, subrayaron los analistas en un texto en el que hicieron hincapié en que, en su mayor parte, la violencia no es iniciada por el gobierno o por sus fuerzas y de hecho que ni siquiera está involucrado en la mayoría de los incidentes. Subrayó que hay un proceso de fragmentación de los cárteles, debido en parte a la política de los gobiernos de México y Estados Unidos de seguir una estrategia de “decapitación” de los grupos y llevado a la proliferación de organizaciones más pequeñas que se disputan territorios o rutas. La organización privada estadunidense rechazó la idea de que si el gobierno mexicano fuera a “ablandar” su posición respecto a los delitos contra la salud habría posibilidades de calmar la situación y por tanto disminuiría la violencia y recordó que ésa es una tesis citada con frecuencia. “Por desgracia, la reducción de los niveles de violencia no es tan simple”, advirtieron los analistas Scott Stewart y Tristan Reed en el texto divulgado por Stratfor. De acuerdo con su opinión, “la naturaleza y el origen de la violencia en México constriñen severamente el gobierno mexicano. Debido a esas limitaciones, la mera disminución de las acciones gubernamentales contra delitos de drogas tendría poco impacto en el nivel de violencia”. Uno de los puntos principales es que “dado que el gobierno federal no ha puesto en marcha la mayor parte de la violencia en México, una decisión del gobierno de no desarrollar las investigaciones de drogas haría poco para sofocar la violencia”. De acuerdo con Stratfor, habría que recordar que si bien la narrativa popular es atribuir el comienzo de la guerra de México contra los cárteles a la campaña lanzada por el ex presidente Felipe Calderón, la verdad es diferente. “La escalada comenzó mucho antes de que Calderón fuera elegido, y no fueron las acciones del gobierno, sino un cambio en las rutas de contrabando de narcóticos a Estados Unidos y la competencia por las rutas entre grupos criminales mexicanos lo que realmente desencadenó la escalada de la violencia”, precisó. Igualmente, tras anotar que “hay algunos” que se aferran a la idea de que Peña Nieto puede forjar algún tipo de acuerdo con los cárteles y volver a la forma como se afirma que sus predecesores del Partido Revolucionario Institucional usaron para tratar con los cárteles, Stratfor indicó que la situación en México es muy diferente de lo que era bajo presidentes anteriores, como Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari: “Simplemente, son demasiadas partes móviles y demasiados grupos a los que enfrentar”. Peor aún, las organizaciones criminales ya no son simplemente cárteles del narcotráfico: “Durante la última década, los costos de las prolongadas guerras entre los cárteles y el impacto que estas guerras han tenido sobre la capacidad de algunos grupos para producir o traficar drogas han llevado a muchos grupos a diversificar su actividad a otros delitos”, señaló el análisis al enumerar, entre otros, el secuestro, la extorsión, tráfico de personas y robo de vehículos de carga. Consignó además que Los Zetas obtienen una considerable ganancia con base en el robo de petróleo a Pemex y la piratería de discos compactos. “Ése es el otro comportamiento criminal que enciende muchas luchas territoriales en áreas que están fuera de las zonas tradicionales de producción de drogas y cruces fronterizos”, señaló. El punto no es el contrabando hacia Estados Unidos: las autoridades de los dos países se esfuerzan con poco éxito en detener el flujo de drogas y los cárteles tienen un éxito parecido, según Stratfor. “Pero cuando dos grupos opuestos están en el mismo terreno y venden drogas en las calles, extorsionan negocios o dirigen bandas de secuestradores, es crucial mantener lejos a los competidores para no afectar las ganancias. Este creciente interés en las ventas locales de drogas significa además que las drogas son cada vez más un problema de México y no sólo para los estadunidenses”, afirmó. Esa derivación hacia el crimen y la distribución de drogas en el mercado interno “es una de las principales causas de la violencia actual en estados como Morelos, México, Jalisco, Guanajuato y Quintana Roo”, indicó el análisis, al puntualizar que el cambio se refleja en la forma en que las autoridades se refieren a esos grupos: los cárteles mexicanos ya no son “OTD”, o sea organizaciones de tráfico de drogas, sino más bien “OCT”, es decir, organizaciones criminales transnacionales. Esa “nueva narcorrealidad” ya existe en México, concluyó Stratfor: “El ambiente es muy diferente de lo que era en la década de 1990, y no hay vuelta atrás”, amén de que los cambios producidos entre los cárteles mexicanos y la cantidad de violencia que pueden generar sin participación del gobierno, significa que será muy difícil que Peña Nieto y su régimen puedan ignorar las actividades de los cárteles y adopten el enfoque de “no-intervención”. Efectos 1.- El informe de la agencia toma importancia luego de que está por plantearse la colaboración con EU en la materia. 2.- Una de las aristas de la estrategia nacional en materia de combate a la delincuencia organizada busca atender temas como la prevención del delito. http://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/03/30/891488]]>

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