Por Felipe Reyes Barragán, presidente del Capítulo México de ALARP
¿Te ha pasado que desconfías de una organización solo por cómo responde ante una crisis? ¿O qué te alejas de una marca porque lo que dice no coincide con lo que hace? Detrás de muchas de esas reacciones está una palabra clave: ética. Y en relaciones públicas, la ética no es un adorno bonito que se menciona en un manual… es el eje central de todo lo que hacemos.
En tiempos de sobreinformación, noticias falsas y mensajes diseñados solo para captar atención, ¿cómo se construye la confianza? ¿Cómo se gana la credibilidad? La respuesta es sencilla de decir, pero compleja de ejecutar: siendo coherentes, responsables y transparentes.
Una profesión que trabaja con la percepción
Quienes nos dedicamos a las relaciones públicas sabemos que parte de nuestro trabajo es gestionar la percepción pública. Pero eso no significa manipularla ni maquillar la verdad. Implica comunicar con honestidad, tomar decisiones difíciles con integridad y defender los valores de la organización, incluso cuando nadie está mirando.
La ética entra en juego cuando una empresa decide si acepta o no una entrevista complicada. Cuando un vocero debe hablar con claridad frente a una situación delicada. O cuando alguien propone “mejor no decir nada para que no se haga más grande el tema”.
Tres decisiones éticas (o no tanto)
1. Una empresa filtra su propia versión de los hechos a medios “amigos” para amortiguar una crisis, omitiendo datos importantes. ¿Es una estrategia válida o una falta de ética?
2. Una organización despide a su personal sin aviso ni explicación, pero publica en redes sociales mensajes de “somos una gran familia”. ¿Está cuidando su imagen o cayendo en el doble discurso?
3. Una figura pública pide a su equipo de comunicación “limpiar su imagen” tras un escándalo, sin asumir responsabilidad. ¿Es función del área de relaciones públicas protegerlo a toda costa?
Más allá de lo que se hace, lo importante es por qué y cómo se hace. Porque el público nota la incoherencia. Y cuando se pierde la credibilidad, es muy difícil recuperarla.
¿Cuáles son tus principios?
La ética en relaciones públicas no puede improvisarse. Cada profesional y cada organización necesita un marco de principios claros, un código de conducta que oriente sus decisiones.
En ALARP Capítulo México, trabajamos bajo principios éticos, que promueven la verdad, la responsabilidad, el respeto y el interés público como pilares de nuestra labor.
Pero no basta con tener códigos: hay que vivirlos, cuestionarlos y actualizarlos. Porque la ética no es una receta fija, sino un ejercicio constante de reflexión profesional.
Una pregunta incómoda
Si tu organización enfrentara una crisis mañana, ¿preferirías dar una explicación a medias para salir del paso, o asumirla con transparencia aunque implique consecuencias incómodas?
En relaciones públicas, la ética es el filtro más importante antes de hablar, publicar o actuar. Porque al final, no se trata solo de comunicar bien… sino de hacerlo con integridad.
Y tú, ¿desde dónde estás comunicando?
Contacto
Felipe Reyes Barragán
Presidente ALARP Capítulo México [email protected]
WhatsApp 524774499216

La ética en las relaciones públicas: base para la confianza y la credibilidad

Compartir ésta nota:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
