El pasado lunes 16 de septiembre, cientos de personas quedaron varadas en diversas zonas de la ciudad, luego de que los operadores de varias rutas de autobuses urbanos suspendieran su servicio entre las 7 y las 9 de la noche, a pesar de estar obligados a continuar con el transporte hasta recoger al último usuario.
Muchos de los afectados fueron empleados de negocios en el centro histórico, quienes aprovecharon la jornada para mantener sus tiendas abiertas. Los trabajadores, que dependen de sus salarios diarios, salieron de sus trabajos con la esperanza de regresar a casa utilizando el transporte público.
Al percatarse de la falta de servicio, las personas esperaron durante varios minutos, que luego se convirtieron en horas. Fue hasta las 9 de la noche cuando se dieron cuenta de que los permisionarios habían interrumpido el servicio más temprano de lo usual, dejándolos sin opción para regresar a casa.
La situación fue especialmente peligrosa para las jóvenes que esperaban en las paradas de autobús, quienes tuvieron que enfrentar el riesgo de transitar por las calles a pie en plena noche.
Las rutas afectadas incluyeron las líneas 1, 3, 4, 8, 10, 15, 21, 22, y 53, lo que dejó sin transporte a una gran cantidad de pasajeros que dependían de estos autobuses para regresar a sus hogares después de sus actividades laborales o compras.
