Centro Cultural Universitario (CCU) — con obras del mexicano Silvestre Revueltas (1899-1940) , el español Manuel de Falla (1876-1946) y el alemán Johannes Brahms (1833-1897) . Velada que contó con la participación del pianista mexicano Jorge Federico Osorio y el israelita Avi Ostrowsky como director huésped. *Prosapia andaluza, vanguardia mexicana y “clasicismo romántico” , respectivamente, en un recital de emociones encontradas por las concluyentes ejecuciones de la OFUNAM, y la brillante y precisa conducción del ex director artístico de la Orquesta Kibbutz de Israel, Avi Ostrowsky. Comenzó la función con “Sensemayá” , breve poema sinfónico el cual Revueltas primero concibe para conjunto de cámara (1937) , y después lo transcribe para orquesta completa (1938) . Una de las grandes piezas de la música mexicana de concierto de briosa concepción rítmica que invoca a la antigua civilización maya desde fragores afroantillanos. La OFUNAM lo abordó con precisión espiritual desde el proceloso preludio de las percusiones, la glosa baja de los fagotes y la progresiva sinuosidad de ritmos sincopados y modulaciones de obsesiva distribución instrumental. Cuernos, trompetas, trombones, clarinete bajo, tuba y fagotes en la construcción de cadencias superpuestas hasta un clímax que establece una suerte de florido y frenético fragor. Ciertos halos “stravinskianos” y mudanzas de los acentos de la poesía afrocubana de Nicolas Guillén (poema homónimo del libro “West Indies Ltd.” -1934–, que el cubano subtituló “Canto para matar una culebra”) en las figuraciones de los compases en disparidades de dinámicas enunciaciones y expresivo nervio orquestal. Final que presagia una suerte de “asonada musical” de metafóricos valores tímbricos: complejidades internas en los empalmes instrumentales que dibujan un “primitivismo” de paradójica y hermosa belleza. Los asistentes fueron testigos de una ejecución virtuosa de la composición musical mexicana preferida de muchos conductores de prestigio internacional (Stokowski, Bernstein, Mata, Dudamel…) . Sublimemente breve: frenéticamente conmovedora. Cuatro salidas de Ostrowsky que reconoce a los metales, percusiones y violas. Ovación cerrada de un público satisfecho. Continuó el convite con De Falla y su “Noche en los jardines de España” que el pianista Jorge Federico Osorio asume con total destreza y demostración profunda del cosmo De Falla. Música descriptiva/programática que el español compuso inspirado en la arquitectura de un palacio moro de la legendaria ciudad de Granada. Porfiadas cadencias que Osorio labró con oficio sobre un tambor de flotantes conformidades en las que clarinetes y fagotes juegan un rol determinante. Muchos han visto en esta composición ciertos reflujos de “Sheherezada” , de Rimski-Korsakov, posiblemente por los vasos comunicantes entre Rusia, Oriente y Andalucía. En este caso los exordios del fagot remiten al colorido y sensualidad del músico ruso. Las interpretaciones del pianista de los movimientos “Danza lejana” y “En los jardines de la Sierra de Córdoba” dibujaron muy bien las atmósferas y efectos sugestivos de una composición suscrita en sumarios impresionistas de exuberantes conjunciones en las que las partes del piano, floridas y esplendentes, nunca dominan los espectros orquestales, pero se imponen por sus cautivadores clústeres y atractivos bemoles. “Impresiones sinfónicas” , definió el músico gaditano a esta pieza suya, que anoche la OFUNAM y el pianista —galardonado con la Medalla Bellas Artes del INBA en 2012 — Osorio recrearon con amplio sentido andaluz y elocuente prosodia Oriental. íBravos!, que retumbaban por toda la Sala Nezahualcóyotl. Encore del solista de gratas pronunciaciones “chopinianas” . Intermedio. Sigue llamando la atención la asistencia de muchos jóvenes a estas recepciones de la OFUNAM. “Me emocionó mucho ‘Sensemayá’. Esos ritmos de tanta violencia arropante me estuvieron en vilo durante los siete minutos de la ejecución. Buscaré el disco. Hay que procurar más cosas de Silvestre Revueltas” , comentó la estudiante de literatura Gema Arrircergido para Notimex. Tercera llamada y dio continuación la emisión con “Sinfonía No. 2 en re mayor” , Op. 73, del más clásico de los músicos románticos, el siempre admirado Johannes Brahms. Dada a conocer en 1877, después de una visita a los Alpes Austriacos, muchos la han comparado con “La Pastoral” , de Beethoven, quizás por su espíritu idílico. Escuchamos un discurso sinfónico de arrobada melancolía (Adagio Non troppo) y alegría superpuesta (Allegretto grazioso quasi andantino y Allegro con spirito) de marcado paralelismo “beethoveniano” en las conjunciones anímicas, pero no en las tonalidades orquestales. No olvidar las preferencias de Brahms por el compositor de Bonn, pero la “Sinfonía No. 2″ consigue un tono de peculiar prosodia que esboza un idiolecto muy reconocible: Brahms en uno de sus momentos más trascendentales. Este cronista se sigue emocionando cada vez que escucha el IV movimiento (Allegro con spirito) : la noche de ayer la OFUNAM le produjo la misma sensación de alborozada deleite. Ostrowsky, categórico y elocuente en la conducción de un Brahms alejado de lugares comunes de “arrebatos románticos” gratuitos. Aplausos cerrados que obligan al conductor hebreo a cuatro salidas al proscenio. Se anunció para el próximo fin de semana (viernes 9 y sábado 10 de marzo) una recepción fuera de temporada, “El niño y la música” : composiciones de Prokofiev, Britten, Respighi, y Saint-Saëns. Estos agasajos musicales de la OFUNAM, en la Sala Nezahualcóyotl del CCU, son sencillamente, insoslayables.]]>
OFUNAM ofrece obras de Revueltas y Brahms
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